Tengo que reconocer que soy una mujer de extremos, es decir…¡¡puedo pasar del blanco al negro sin despeinarme ni un poco!!. Por poner algunos ejemplos: O no voy al gimnasio en mes y medio o me pego la paliza del siglo una semana seguida (eso sí, luego subo las escaleras de casa a gatas por las agujetas!)… Puedo acabar con pesadez de estómago por los atracones que me meto de dulce…o pasar tanta hambre que me noto el ombligo en los riñones…O ponerme a ordenar armarios como una histérica a pasar a tirar montoncitos de ropa en pelota dentro. En fin…soy así, tengo que aceptarlo. ¿¿¿Por qué no encontraré el punto medio??? Puedo con eso y más. Pero lo que se me está atragantando este verano…es el extremo de estar en Ibiza la semana pasada, en sitios estupendos de camas blancas en la playa rodeada del mejor postureo en biquinis y tacones…a estar tumbada en mitad de la arena con los niños haciéndome hinchar pelotas de goma para hacer el animal en el agua. No se…oer…¡¡¡me está costando!!!
También puede interesarte