Un día te levantas y ya nunca será como tu vida anterior. De repente te surgen miles de preguntas, sensaciones…¿Por qué ya no te llena lo mismo que hace poco te encantaba? Miras a tu alrededor y todo está igual, la misma gente, las mismas costumbres, los mismos horarios…pero tú ya no eres la misma o mismo. No hay distinción de sexos en está sensación. Te planteas cosas que no te habías parado a pensar, solo te dejabas arrastrar por la vida, por los días, por lo correcto y convencional. Y de pronto…solo piensas en hacer locuras. Ese viaje mochilero que siempre has pensado y lo tienes aparcado, ese concierto que ahora mismo serías capaz de recorrer Europa por verlo, y esos amigos antiguos y no sabes nada de ellos…Y todo así, tu cabeza es un sin parar. También está la parte del físico, te miras y piensas que puedes hacer un sprint para estar de nuevo aceptable a tus «cuaren». Así que venga carreras populares, venga gimnasios y venga comprita de ropa nueva y sol para broncear tu curtida piel. Quieres volver a situarte en el mapa, volver a sentir que existes y que eres algo más que un padre o una madre, algo más que un buen trabajador. ¡Claro que eres un algo más, eres mucho más! El problema viene cuando estás en pareja, porque este subidón te viene solo…te lo guisas y te lo comes solito. ¿Pero qué pasa cuando estás en pareja?…pues mogollón al canto. Es muy importante saber gestionar estas situaciones que normalmente suelen ser pasajeras, pero que pueden acabar cargándose una relación. La monotonía nos pesa como una losa sobre nuestra cabeza y buscamos la novedad. Sentimos que nos queda poco tiempo para hacer todo lo que se nos ha quedado en el tintero. Ansiamos la libertad que durante tanto tiempo no hemos tenido, preocupados en construirnos una vida cómoda y convencional. Es decir, sufrimos una segunda adolescencia pero con alguna arruga y algunas canas de testigo. Necesitamos reorientar nuestra vida en general, nuestros trabajos, nuestros matrimonios, nuestros gustos…todo. Prácticamente nada queda a salvo. Aquí os dejo el enlace a uno de los primeros vídeos que vi sobre inteligencia emocional en un seminario y me encantó. Crisis de los Cuarenta. ¿Pero sabéis qué? Que mola tener la crisis de los cuarenta, que es necesaria la crisis de los cuarenta. Es un ajuste en tu vida, un renacer, que si lo gestionas bien puede hacerte valorar todo lo que tienes alrededor y antes no veías. Así que si eres uno o una de los afortunados que la has sufrido o la estás sufriendo, ten paciencia y cuando pasen los vaivenes emocionales te sentirás con unas ganas enormes de afrontar el resto de tu vida. Mucho más de los que viven su vida linealmente, sin altibajos, dentro de la normalidad. ¡Bienvenid@ a la vida! 😉
También puede interesarte